jueves, 28 de enero de 2016

Nuevas Ruinas

Tiempos revueltos acechan cuando escoges como nuevo referente a Lorne Malvo, personaje principal de la primera temporada de Fargo.
Hombre de estilo sobrio, mirada fría y penetrante; de expresión perturbadora que puede tornarse en sonrisa afable de vecino ejemplar en cuestión de segundos... Camaleón, zorro, psicópata. Perfecto psicópata.

-

-¿Cuando vas a madurar?
-Madurar es para frutas...
-...Y tú te pudriste hace tiempo, ¿No?

Me pudriste tú, cariño. Lo pienso mientras M sigue vomitando una retahíla de frases sibilinas (que ella considera súper ingeniosas). Me doy cuenta del precio que tuve que pagar por madurar tan temprano. Morir en tu decimosexto verano es un hecho insólito y, a la par de invisible, inexplicable. Tardé meses en darme cuenta de que había muerto. De alguna manera mi cuerpo continuó sobre la cinta mecánica vital [comer, dormir, beber, fumar] sin darse cuenta de que estaba encerrado en una jaula de la que no podía salir. Era como los difuntos del Hotel Cortez, un fantasma semi-humano que jamás descubrirá por sí mismo lo que ha pasado a ser. Todo y nada al mismo tiempo.

Pero no, por alguna extraña razón yo no caí en las sombras. Me di cuenta de mi nuevo estado de ultratumba y no sé hasta que punto fue mejor. Probablemente algunos de vosotros hayáis sentido la impotencia de no saber cómo regresar a la vida, de flotar en aguas gélidas bajo una gruesa capa de hielo, aprisionados bajo el volcán glaciar.

No sé cómo, pero conseguí resquebrajar el hielo y, posteriormente, emerger. Todo esto es un proceso interno, una guerra civil de la que recibes noticias encriptadas y a destiempo. Bien sabido es que, bajo la piel, escondemos universos donde la globalización y la intercomunicación instantánea son términos carentes de cualquier significado.

¿Sabíais que si el sol se apagara ahora mismo tardaríamos 8 minutos en percibirlo en la tierra?

Pues yo tardé semanas en percibir que había vuelto a nacer. Esto se manifestaba mediante impulsos nerviosos indescifrables que, tras numerosos quebraderos de cabeza, conseguí comprender. De repente, la vida entera es un flashback de tu infancia más tardía. Piensas, actúas y sientes como tu "yo" de 8 años. Pero, joder, te sientes vivo. Más que nunca. Así te das cuenta de que has quemado una de esas 7 vidas de las que hablaba Antonio Flores. Esta resurrección, para los que no la hayáis experimentado, es un proceso rápido en el que la mente reinicia su sistema por pura necesidad. Una solución dura y fatigosa, pero imprescindible para volver a alinear alma, cuerpo y mente en el mismo marco espacio-temporal. En definitiva, para volver a sentirte más como una persona viva y social que como un ente dedicado a vagar (y divagar).

Lo que no te mata te hace más fuerte.
Y ahora soy Ted Mosby disfrazado de Lorne Malvo.
Qué coño, vuelvo a ser yo.

Aceptada mi realidad he asimilado que soy más defecto que virtud, más violencia que bondad. Regido por el plural orden del caos, he conseguido volver a mi cauce; al curso fluvial que es la vida, aunque me copie un poquito de Manrique.

Sí, hace tiempo me pudrí. Hace tiempo me pudrieron. Hace tiempo cayó una civilización de la que hoy solo quedan Nuevas Ruinas.
Sí, un árbol cuidado siempre vuelve a dar fruto. Es por eso que estoy aquí.
¡Qué demonios! Cuando comprendes que es el odio y no el amor lo que mueve el mundo, el camino vital se vuelve más sencillo, como cuando pasas de desatar el nudo de la bolsa de chucherías y la rompes con los dientes par conseguir ese maldito melón de pica pica.

¿No es así?



No hay comentarios:

Publicar un comentario