domingo, 30 de junio de 2013

Rock and roll actitud

El viernes día 28 Loquillo, Leiva y Ariel Rot actuaban en la ciudad de Málaga, tres estrellas del rock and roll, que han vivido y están viviendo de su música. En la provincia vecina, Granada, un joven e inexperto rocker se lanzaba por primera vez a los escenarios. Ese joven sueña con llegar a ser un día lo que ellos son en la actualidad.

Ese joven os relata la historia en su segunda entrada. Todo comienza el jueves 27, día en que acompañé a mi madre a su trabajo, poco antes de recibir vacaciones. Uno de sus compañeros, comentaba mi madre, había escuchado una de mis grabaciones, en concreto una de Cadillac Solitario en el karaoke Papillon, de Doctor Oloriz. Decía que al escucharla le interesó mi voz y le propuso a mi madre hablar un día conmigo, ya que su hija es vocalista, toca violín y guitarra y tiene el mismo alma bohemia que tengo yo. Y ese día fue aquel. Tras tener una charla con el, decidió ponerme en contacto con su hija al momento. Tenía una cita en el café rock El Trastero al día siguiente, acompañado por Lucía Escolano (hija del compañero) a la guitarra.
La noticia tuvo en mí un tanto de shock. Mi sueño comenzaba a tener forma, mis esfuerzos daban su fruto. Me iban a "desvirgar" musicalmente hablando, era mi primera oportunidad. Al día siguiente me encontraba en el hospital de traumatología a las 4 de la tarde, encontrándome con Lucía y caminando hacia su casa, dónde ensayaríamos antes de dirigirnos al local. En los ensayos ya estaba nervioso. Fue el primer momento de la tarde en el que se me dijo que necesitaba una guitarra, y yo sonreí y dije, bueno, tiempo habrá. Decidimos que íbamos a tocar Soldadito Marinero, de Fito y Fitipaldis y Cadillac Solitario, mi canción fetiche, de Loquillo y Trogloditas. Una vez en el local me di de bruces con la realidad (Lucía tenía 22 años, eso lo sabía pero habíamos compaginado bien). Todo el mundo iba armado con algún instrumento, y tenían sobre la misma edad de Lucía. Yo tenía 14 años y poco más que mi voz y mucha ilusión. La primera persona a la que conocí fue a Cesar, un hombre puertorriqueño, vocalista del pequeño grupo de Lucía.
-¿Tocas la guitarra?- me dijo. Y le dije que no. -Cómprate una, mañana.- Le dije más o menos lo que a Lucía, a lo que me respondió que no había tiempo. Había talento y necesitaba mi guitarra. Aquello de la guitarrita empezó a preocuparme más.

Comenzaron las primeras actuaciones, y en primera línea fui enamorándome poco a poco de ese instrumento. Empecé a sentir literal envidia, quería tocarla ya. Pero esa no era mi principal preocupación. En pocos minutos me tocaría debutar de la mano de Lucía, de Fito y del Loco. Y pasaron esos minutos y me puse de pié ante un pequeñísimo local abarrotado de gente. La guitarra comenzó a sonar. Es cierto que Soldadito empezó mal, errores tontos que cualquiera puede tener, pero supe arreglarlo a tiempo. La siguiente era la última, y era mi especialidad. Estaba dispuesto a liarla con Cadillac. y así fue. Lucía estaba sorprendida al final de la actuación.  -¡Todos se callaron!. Eso parecía imposible en aquel lugar. Me llevé el aplauso más largo de la tarde con esta pedazo de canción. Poco tiempo después, Lucía y yo nos despedimos. Mucha gente me había felicitado y me había animado a seguir, decían que el Trastero estaba siempre abierto para mí. Pero Lucía estaba orgullosa, se lo noté. Sabíamos perfectamente que no iba a ser ni de lejos la última vez que trabajáramos juntos. La abracé y marché a Maracena Ciudad.

Un extraño sentimiento de melancolía me acompañó el resto del día. ¿Cuándo iba a repetirse aquella oportunidad?... Esta es la vida de un rocker. Debo seguir, como dice Loquillo, con mi Rock and roll actitud.

miércoles, 26 de junio de 2013

Memorias de un joven encarcelado

Hoy es día 26 de junio del año 2013, pero yo lo recordaré como el día 1 d.C (después de compañía). Hace 4 años era un niño travieso tirando a malo, sin sentido alguno de la cultura pero con una inteligencia excepcional. Tras mi paso por la cárcel, soy un hombre amante de la cultura, fiel a unos amigos y preparado para el rock and roll.

El hecho de que hoy siga vivo, y para colmo orgulloso de mi vida, se debe a que muchas personas han estado ahí apoyándome, animándome y dándome consejo. Amigos, sin estas personas que todos vamos a tener presentes en cada una de nuestras vidas, no podemos seguir adelante. Empezaré por Joaquín Sabina, cantautor jienense, fue el primer hombre que me apoyó indirectamente en mi comienzo, allá por 2009. Me costó su música numerosas críticas y risas pero me dio igual. Tras el nacimiento de mi primo Raúl, llego Jose María Sanz "Loquillo" el cual es el hombre que encabeza mi vida y mis actos, el causante de que hoy sea amante del rock, de la poesía, del cine. Por él, vivo una vida de "arte y ensayo". Profesores como Don Fernando Quirantes marcaron las pautas del camino del presente y del futuro, y amigos como Alberto Asenjo o Álvaro Férnandez me enseñaron a soñar y a luchar por lo que quiero. Todos ellos hicieron de mí quien soy hoy y me han dado historias, anécdotas y momentos difíciles de olvidar y no los voy a olvidar por una razón muy sencilla: me han hecho aprender. Todo aquel que me hace aprender es alguien que merece conservar su huella en mi vida.

En fin, esta primera entrada va por todos ellos. Es bueno dar gracias por pequeñas cosas, porque todas ellas hacen una aún más grande: una persona.