domingo, 3 de marzo de 2019

No pierdes lo que das

Esta tarde he parado a pensar
y me he sorprendido al fijarme
en que me lo estás quitando todo.

Para empezar, el sueño.
Cuando no me lo quitas,
te apoderas de él
y beso unos labios que no son más
que el frío y la soledad
que habitan mi cuarto de madrugada.

Al empezar el día, me quitas la concentración.
Por tu puta culpa ya no puedo ni estudiar.
Me siento frente al ordenador
y escucho canciones que sólo hablan de ti.
Intento estudiar temarios absurdos
mientras mi cabeza, por su cuenta,
estudia las mejores estrategias
para hacerte la persona más feliz.

Me has quitado la seguridad.
¿Cómo no voy a temblar cuando te veo?
¡Si no existe en el mundo persona
más perfecta que tú!
Cuando estás delante
no quiero dejar de mirarte.
Y, cuando no estás,
(como dice Calamaro)
estoy esperando que vuelvas.

Me has quitado la tristeza,
el desinterés por la vida,
la desgana,
la pereza.

Tantas cosas me has quitado
que me has dejado sin nada,
y así es mucho mejor.
Pensarás, ¡Menudo loco!
Pero todo tiene su sentido.
Y es genial no tener nada,
porque todo lo que quiero
es quererte.
Y, por mucho que me quites,
eso nunca te lo llevarás.